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Sesenta artículos de periodismo bizarrete dirigido a las masas. Ni uno más, ni uno menos. Por Gontzal Largo

Friday, September 08, 2006

 

6.000.000 PARISINOS NO PUEDEN ESTAR EQUIVOCADOS


Bajo los boulevares existe un París oscuro y lúgubre. En la superficie, existe otro con calles de 60 cm. de ancho. Veamos...

París es bello, es romántico, luminoso y alegre. Pero también es la ciudad en la que resulta singularmente sencillo deambular por el subsuelo, bajo los grandes boulevares y monumentos mil veces retratados. Ello es posible gracias a tours guiados por el sistema de alcantarillas o a rarezas turísticas como las catacumbas de la ciudad. Éstas fueron creadas a finales del siglo XVIII, como única (y desesperada) solución a un problema higiénico arrastrado durante décadas: París estaba sembrado de cementerios, tumbas y panteones, con restos humanos que había que almacenar en un lugar común, sin ceremonias, ni sutilezas, ni rituales.

Una vez elegido el destino –unas canteras de la época romana junto al barrio de Montparnasse- se trasladaron los huesos pertenecientes a seis millones de parisinos, naciendo así el mayor cementerio del mundo. El transporte de todos esos parisinos se llevó a cabo a lo largo de varias semanas, siempre en las horas nocturnas. La masiva concentración de, como decía Jardiel Poncela para atenuar los sinsabores del óbito, ‘difuntitos’ inspiró la sentencia que fue tallada en el dintel de la entrada: “¡Detente! Este es el imperio de la muerte”.

Sabemos que son seis los millones de parisinos porque alguien se preocupó de realizar un cálculo aproximado, pero también porque lo dice La Guide Naïf de Paris, un curiosísimo libro de ilustraciones –de estética naïf, por supuesto- en cuyas últimas páginas se recopilan decenas de cifras relacionadas con la ciudad de la luz, igualmente naïfs y curiosas. En él nos desvelan que la calle más corta de París es la de Degrés (5,75 metros de largo), que la más ancha es la avenida Fouch (120 metros), que la vía más estrecha de la ciudad apenas mide 0,60 centímetros de ancho (se trata del pasaje de la Duée) y que le sigue de cerca la calle del Chat qui pêche –la del gato que pesca- con 1,57 metros.

Una de las grandes paradojas de París es que, si en superficie, se estiman en 1.200 los kilómetros que hay de calles, avenidas y boulevares, en el subsuelo la cifra asciende a 2.000, gracias a conductos, túneles y pasadizos. Es decir, la ciudad es casi más grande por debajo que por arriba, lo cual tiene cierta gracia. En la guía también informan que la casa más antigua de la ciudad está fechada en 1407 y se encuentra en el número 51 de la calle Montmorency; de la misma forma que también hay un férreo control sobre los árboles más longevos de la cité, existiendo dos robinias acacias –una sita en la Jardín de las Plantas y otra en la plaza Viviani, de 1636 y 1620, respectivamente- que pugnan por ostentar el título de la vejez arbórea. Si se aburre en su visita a París, no será por falta de datos. [TEXTO: GONTZAL LARGO / WWW.GONTZALLARGO.COM]

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